
Tan simples, tan complejas
Apunte 005
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Algunos artefactos sonoros resultan muy complejos en su simplicidad.
Es el caso de una serie de aerófonos que pertenecen a la familia de flautas con aeroducto externo.
Tal familia incluye instrumentos de viento en los cuales el aeroducto, el canal que lleva el soplo del intérprete hasta el bisel en donde el chorro de aire se "corta", se ubica fuera del cuerpo principal de la flauta — a diferencia de aquellos en donde el aeroducto queda incluido en el propio cuerpo del instrumento, como las típicas flautas dulces, o los pinkillos de los Andes, o los whistles irlandeses.
Ese conducto, cuya presencia y ubicación define a una familia entera, puede ser un tubo metálico, un segmento de caña fina, el cañón de una pluma grande, una pieza de madera o de arcilla, un pedacito de plástico... El material resulta indiferente, siempre que conduzca el soplo al bisel.
Y ese bisel, que puede variar desde un pequeño rebaje superficial a una profunda y enorme muesca, puede ubicarse en una multitud de cuerpos, con diferentes formas, dimensiones, materiales y mecanismos. La diversidad es apabullante. También los sonidos producidos, y los repertorios ejecutados con ellos.
Entre los ejemplos más conocidos de flautas con aeroducto externo se encuentran las gaitas colombianas, y los instrumentos indígenas en los que se inspiraron: las "flautas de cabeza de cera" y las "flautas-hacha", las cuales aún se construyen y usan desde México hasta el occidente venezolano.
Pero esos instrumentos son sumamente complejos.
Ejemplos más simples incluyen a los silbatos globulares hechos por sociedades indígenas sudamericanas a partir de semillas y huesos de frutas.
Al parecer, tales flautas se encuentran únicamente entre los pueblos Apinayé, del estado brasileño de Tocantins, y Canela (término-paraguas para los grupos Ramkokamekrá, Apanyekra y Kenkateyeen), del nordeste del mismo Brasil.
Generalmente se trata de una cañita (el aeroducto) atada o pegada con cera a un hueso de fruta hueco o ahuecado (el cuerpo), el cual puede ser sustituido, eventualmente, por una calabacita. La caña se rodea con hilo de algodón, y se inserta dentro del cuerpo del aerófono; en ese punto puede colocarse un deflector de cera, que sirve para concentrar el aire del soplo en el bisel. El cuerpo puede servir como un simple resonador para una única nota, o puede estar provisto de orificios de digitación que permitan modular el sonido y obtener cierto número (limitado) de notas.
La flauta, además, puede ser simple... o múltiple. De los dos ejemplares pertenecientes a esta categoría conservados en el museo de Göteborg (Suecia), recogidos entre los Apinayé por Curt Nimuendajú en 1931, uno de ellos es doble.
Volviendo a la idea del inicio, algunos artefactos sonoros resultan muy complejos en su simplicidad. Buena parte de ellos constituyeron la base de la música tradicional desde que la especie humana comenzó a entretejer sonidos. Lamentablemente, las cosas simples parecen no llamar la atención ya.
La presente entrada pertenece a una compilación que ha sido publicada digitalmente por El Zorro de Abajo Editora. Dicha publicación es accesible a través de la sección "Artículos y compilaciones sobre música" de Instrumentarium.
Acerca de la entrada
Texto: Edgardo Civallero.
Fecha de publicación: 12.10.2023.
Imagen: Instrumentos Apinayé. En Musical and other sound artifacts of the South American Indians (Karl G. Izikowitz, 1925).